El Gobierno nacional anunció, a través de una conferencia encabezada por el vocero presidencial, Manuel Adorni, el cierre y reestructuración de la Dirección Nacional de Vialidad.
El ente dependía del Poder Ejecutivo y estaba a cargo, entre otras cosas, de la realización de rutas.
Adorni, sostuvo que “la corrupción en la obra pública tiene su acta de defunción firmada, y la acaba de firmar el presidente Javier Milei”, en referencia al cierre de Vialidad Nacional.
Según Adorni, esta medida implica el cierre definitivo de esos organismos y la concesión de 9.120 kilómetros de rutas, que serán gestionadas bajo nuevas normas y controles. El vocero agregó que “este organismo se creó para facilitar la corrupción” y que la acción fue ordenada amparada en las facultades delegadas por la Ley de Bases.
Ahora, la nueva organización buscará una gestión más eficiente y adaptada a la realidad actual, con un sistema de supervisión y auditoría independiente que garantice la transparencia y el control.
Las funciones se reorganizarán de la siguiente manera:
- El diseño y planificación de la infraestructura vial quedará a cargo de la Secretaría de Transporte y otras áreas del Ministerio de Economía.
- La supervisión y control de concesiones pasará a la nueva Agencia de Control de Concesiones y Servicios Públicos de Transporte, separando la función de adjudicar y controlar para evitar conflictos de interés.
- La tarea de mantenimiento será asumida por una unidad específica, con parte del trabajo tercerizado a empresas privadas, que según informes oficiales, obtienen mejores resultados técnicos y operativos que las áreas que dependían de la ex Dirección Nacional de Vialidad.