Siempre estarás mejor pertrechado para enfrentarte a la jungla diaria del asfalto. Muchas de las ideas que te proponemos te resultarán obvias, aunque quizá no te habías parado a pensar en ellas lo suficiente. Por otro lado, es posible que descubras nuevas estrategias. Y seguro que puedes aportar varias decenas más de consejos que has desarrollado mediante la experiencia o, simplemente, por sentido común. Lo importante es ponerlo en práctica y compartirlo con los que te rodean, porque los demás siempre te pueden aportar algo nuevo.
ALGUNOS BUENOS HABITOS SON:
Gira la cabeza
Es conveniente mirar a través de los espejos retrovisores, sin perder la atención de lo que sucede al frente (visión periférica), ya que el mayor peligro reviste allí, porque nuestra dirección está trazada hacia adelante. Sin embargo, tiene una gran incidencia lo que suceda a nuestros costados, pero también lo que pase atrás, porque no podemos realizar una maniobra de adelantamiento, o girar hacia otra calle, si no sabemos a quién vamos a afectarle su curso.
Una inversión de seguros
Mirar los espejos retrovisores cada tanto, pero sobre todo cuando se va a realizar una maniobra, puede evitar un siniestro vial, ya que siempre se requiere tener el control absoluto de lo que ocurre en el entorno, para que no afecte nuestra marcha.
El color de los semáforos
Hay quienes tienen una concepción errónea respecto a los colores de los semáforos. El rojo no reviste mayores interpretaciones, aunque siempre veamos que hay motociclistas que sigan circulando, bajo la absurda creencia de que el semáforo no los abarca. También vemos muy a menudo que hay conductores que, ante la aparición de la luz amarilla o ámbar, aceleran, para atravesar la intersección antes que la luz cambie a rojo. La luz verde, bajo la cual tampoco debería traer mayores interpretaciones (como la roja), implica que muchos conductores aceleren sus vehículos, no solamente para cruzar «a tiempo» la intersección más próxima, sino para llegar a atravesar la siguiente, y quizá si aceleran suficiente, la otra que continúa también.
Nos queda, entonces, pensar que los motociclistas no dimensionan su vida en la misma medida que un peatón, o que un automovilista, porque al tener un siniestro vial, no cuentan con más protección que su casco y su vestimenta (casi siempre se utiliza ropa no adecuada para soportar una caída, y ni hablar de un golpe producido por un siniestro vial).
Las estadísticas son contundentes aquí, nos aplastan, hasta a veces hace parecer que las campañas de prevención no son suficientemente duras para mostrar la cruda realidad. Atravesar la luz roja de un semáforo no sale bien.
Entrar en curva demasiado rápido
La principal causa de accidentes de moto en trazados revirados es el exceso de velocidad a la entrada en curva. Es más rápido y eficaz entrar más lento para salir luego más rápido, así como más factible aumentar la velocidad dentro de la curva que reducirla. Frena más suave al principio, y después modula la fuerza de tu mano derecha. Y siempre es mejor pasarte por frenar en exceso que no haber frenado lo suficiente. Nunca reduzcas apresuradamente porque la rueda trasera puede empezar un baile que te saque del camino que tú habías elegido (si tu moto no tiene embrague antibloqueo).
Aprende a utilizar los dos frenos
En frenadas, la parte delantera corre con la mayoría del trabajo, pero el trasero también es muy útil, sobre todo en la entrada de las curvas. Si en el primer instante de la frenada accionas el pedal del trasero, conseguirás que la moto quede más equilibrada al no pasar el peso hacia el tren delantero de forma brusca. Muy útil cuando circulas con acompañante o para timonear dentro de la propia curva.
Siempre con uno o dos dedos en la maneta de freno
Esta costumbre puede significar ahorrar un segundo vital de momento de reacción. Este segundo, a sólo 100 km/h, significa nada menos que 28 metros. Mucho, ¿verdad?
Mira hacia dónde quieres ir
Utiliza esta técnica en tu favor. La moto va siempre hacia donde tú diriges la mirada, así que céntrate en la solución, no en el problema. En conducción normal, el objetivo prioritario es la salida de la curva. En caso de contratiempo, busca siempre una salida o alternativa. Por ejemplo, si un coche se te cruza o una moto que circula delante de ti cae, no los mires fijamente porque acabarás allí mismo con ellos.
Mover los ojos constantemente
El tránsito es algo en continuo movimiento, así que tiene que escanearlo a cada instante. Debe aprender a utilizar la visión periférica, todo aquello que se ve pero que no se enfoca directamente. Le puede servir de alarma de control. Sitúese frente a una pared y mire fijamente a un punto, entonces percibe todo lo que se mueve alrededor. Cuanto más pueda ver, más rápido se podrá percatar de un posible peligro.
Diferencias entre R-1 (Ceda el Paso) y R-2 (Pare)
Existe cierta confusión en muchos conductores respecto a la diferencia entre las señales R-1 (Ceda el Paso) y R-2 (Pare).
Como podemos ver, semánticamente ya nos están indicando que son distintas, igual que su forma, siendo triangular la primera, y octogonal la segunda.
Un vehículo, cualquiera fuere, se impulsa hacia adelante (en el único caso que lo hace hacia atrás es para estacionar), manteniendo una constante en cuanto a velocidad y trayectoria, generalmente recta. La señal R-1, Ceda el Paso, de forma triangular, no impone la detención total del rodado que la tiene emplazada al frente, siempre y cuando no altere ni velocidad ni trayectoria del vehículo que viene con prioridad (es decir que si uno observa la señal al frente, no tiene prioridad de paso, debiendo cederla a quien sí la tenga; pero, sin embargo, no estamos obligados a detener la marcha si por la vía que tiene la prioridad de paso, no circula nadie).
En cambio, con el emplazamiento de la señal R-2 al frente, debemos detener la marcha (haciendo de cuenta que tenemos al frente un semáforo con luz roja), aunque por la vía que tiene prioridad no circule nadie. El tiempo que tenemos que estar detenidos es el suficiente para observar que no vamos a entorpecer ni la velocidad ni la trayectoria del vehículo que circule con prioridad.
Cuando llegue a la señal R-2 debe detener totalmente la marcha y poner un pie en tierra.
Adapte sus ojos
Por la noche, si sales de un garaje o de una población con mucha iluminación, rueda más lento durante los primeros kilómetros que haces en la oscuridad hasta que te adaptes totalmente.
Practica los giros en corto
Vete a un parking sin tráfico y da vueltas en los dos sentidos. Mueve tu cuerpo para equilibrarte y juega con el manillar, embrague y freno trasero. Te servirá de mucho en el día a día. Es sólo un mínimo detalle que demuestra que montar en moto es algo más que dar gas.
Aprende a hacer también movimientos bruscos
Tienes que saber hacer giros y eslalon rápidos y cerrados seguidos. La moto seguirá tu mirada. Si lo practicas, lo convertirás en un arma a tu favor, no en un acto reflejo.
Sé suave cuando vas despacio
Apoya las maniobras con el freno trasero cuando las hagas a baja velocidad. Te dará un extra de estabilidad al minimizar el efecto negativo de las transferencias de pesos que te pueden hacer variar la línea que deseas seguir.
Avisa con la luz de freno
Antes de frenar, si das un par de toques a la maneta de freno delantero o al pedal para avisar al que te sigue que vas a reducir la velocidad, mucho mejor.
Que se la jueguen otros
Si en una intersección dejas que un coche comience la maniobra de aproximación enseñando su nariz a los que vienen por la izquierda, eso que te ahorras tú. Estando tú a la derecha de ese coche que va a salir, evitas te hagan un sándwich. Además, el que viene por la izquierda ve mejor un coche que una moto en la maniobra de incorporación.
Atención a los intermitentes
Si tu moto no tiene un sistema de cancelación de intermitentes, estate atento a quitarlos cuando los has accionado. Si no lo haces, los coches pueden dar por supuesto que vas a dirigirte hacia un lado y pueden tomar una decisión peligrosa para ti.
Conducción cuesta abajo
Bajando un puerto, por ejemplo, sitúa tu peso lo más atrás posible para descargar peso del tren delantero. Así también tendrás más control sobre el manillar. Sujeta el depósito con tus piernas para no irte hacia adelante excesivamente, sobre todo en frenadas. Levanta la cabeza y la vista más que en conducción normal en recta. Adecua tu velocidad con más antelación al llegar a las curvas. Si no lo haces, corres el peligro de llegar al límite de adherencia del neumático delantero más fácilmente, ya que éste tiene que lidiar con la fuerza de la gravedad, la frenada y el giro. Un poco de gas ayuda a equilibrar la moto, transfiriendo peso hacia atrás.
Con acompañante
Si se va acompañado, mejor ir al límite de la presión recomendada por el fabricante para reducir el sobreesfuerzo sobre el neumático trasero. La norma suele ser de 0,5 bares más. También es aconsejable incrementar la precarga de la suspensión trasera para evitar topes. Aún así, la distancia libre al suelo disminuirá. Tenlo en cuenta. Hay que enseñarle a pilotar al pasajero, que acompañe tus movimientos y que se sujete a ti o a las asas para evitar sustos al acelerar o frenar. No te descuelgues, no es nada cómodo para el que va detrás. Como ya hemos comentado, tendrás que frenar más con el freno trasero y, por la noche, es aconsejable bajar la altura del faro delantero.
La postura ideal
Busca la posición que mejor se adapte a ti sobre la moto. No todos somos igual de altos, o tenemos los brazos igual de largos, etc. Cambia de vez en cuando. Quizá te sorprenda que vas más cómodo en otra postura y que estabas cogiendo malas costumbres. Es posible que así te canses menos y puedas estar más atento a la conducción.
Estructura del casco y cómo nos protege
El casco está formado por una carcasa exterior, una carcasa interior, la pantalla y un relleno para hacerlo más cómodo para el que lo utiliza.
• La carcasa exterior extiende la energía del impacto por toda la superficie del casco.
• La carcasa interior absorbe la energía del impacto.
• La pantalla protege los ojos y las vías respiratorias.
Las razones para ir en motocicleta con casco
LA PRIMERA Y MÁS IMPORTANTE RAZÓN ES QUE PUEDE SALVARTE LA VIDA, ASÍ DE SENCILLO. Pero si aún no te has convencido con todos los datos que te hemos dado, tenemos más razones aún:
• El casco protege la cabeza, el cerebro y la cara.
• Su uso constituye una auténtica barrera, impidiendo el contacto directo del cráneo con cualquier tipo de objeto.
• Absorbe gran parte del golpe, reduce la aceleración y el movimiento de cerebro y cráneo.
• Distribuye la fuerza del impacto, evitando que el golpe se concentre en un punto determinado de la cabeza.
Fuente: Policía Caminera de Córdoba.